Los roedores (Rodentia) son un orden de mamíferos placentarios con aproximadamente 2280 especies actuales; es el orden más numeroso de mamíferos. Pueden hallarse en gran número en todos los continentes salvo la Antártida.
Los roedores tienen incisivos afilados que usan para roer el endocarpio endurecido de algunas semillas, madera, cortar la comida o como defensa ante depredadores. Muchos se alimentan de semillas o plantas, aunque algunos tienen dietas más variadas. Algunas especies han sido consideradas históricamente como plagas, comiendo semillas almacenadas o esparciendo enfermedades. Muy pocos son los roedores que se han extendido como especies sinantrópicas o animales de compañía, pero son los que dan la imagen del grupo en general. Por otra parte, numerosas especies apenas han sido investigadas y tienen una difusión muy reducida.
La mayoría de los roedores tienen patas cortas, son cuadrúpedos (se mueven a cuatro patas) y son relativamente pequeños. Su característica común principal son los dos incisivos, de gran tamaño y crecimiento continuo, situados en el maxilar inferior y superior, y que solo están cubiertos de esmalte en la parte frontal.
En la parte interior, la dentina queda expuesta. A pesar de su características comunes, los roedores han desarrollado una gran variedad de formas según su hábitat y el estilo de vida.
El tamaño de los roedores varía entre las especies enanas como Mus minutoides o el ratón espiguero (Micromys minutus), que con frecuencia pesan menos de cinco gramos; y el carpincho (Hydrochoerus hydrochaeris), el roedor viviente más grande del mundo, que tiene una longitud de la cabeza a la cola de entre 100 y 130 centímetros, y que puede llegar a pesar entre 50 y 60 kg. Otros roedores de gran tamaño son el castor, la pacarana o la paca. Aun así, la mayoría de los roedores tienen un tamaño entre la de un ratón y la de una rata, y miden entre 8 y 30 centímetros de largo.
Los roedores normalmente tienen un espeso pelaje, de pelos largos y cortos. Solo la cola es prácticamente calva en algunas especies, y solo existe una especie prácticamente calva en todo el cuerpo, la rata topo desnuda. En la mayoría de los casos, la coloración del pelo es de colores poco llamativos que ayudan a camuflar, normalmente gris o marrón, mientras que los roedores que viven en el desierto pueden ser de color amarillo. De todas formas, también hay pelajes muy coloridos, como es el caso de algunas ardillas tropicales, como la ardilla gigante.
La mayoría de los roedores tienen cola y solo en algunas formas de grandes dimensiones o de estilo de vida subterráneo la cola es rudimentaria y no sobresale al exterior. En algunas especies arborícolas, la cola es prensil, y en el caso de los castores ejerce como un timón, aplanado y calvo. En numerosas especies, la cola puede separarse del cuerpo con facilidad, para facilitar la huida de los predadores; en la mayoría de los casos, la cola crece de nuevo parcialmente.
Los roedores tienen una nariz habitualmente corta y redondeada en la punta del hocico. El rinario es rudimentario o en algunos casos ausente. La cavidad bucal está dividida en dos partes por una abertura; la parte interior incluye los incisivos y la parte posterior incluye los premolares y los molares. El diastema que hay en medio permite pasar al labio. Además, la piel peluda de la cara se coloca detrás de los incisivos (Inflexum pellitum). Las dos adaptaciones evitan que, en el momento de roer, se introduzcan objetos extraños no digeribles en la boca. El labio superior normalmente está dividido, de manera que los incisivos son visibles incluso cuando el animal tiene la boca cerrada. La lengua es corta y compacta con una punta obtusa, que nunca sobresale por encima de los incisivos. Las papilas gustativas, presentes hasta la punta de la lengua, son pequeñas y similares a un hilo. En el caso de los puercoespines del Viejo Mundo, también están un poco agrandadas y duras. En la mayoría de especies, la raíz de la lengua posee tres papilas caliciformes.
Muchas especies tienen grandes bolsas en las mejillas, que llegan hasta las orejas y están cubiertas de pelo. Estas bolsas pueden ser sacadas de dentro hacia fuera para limpiarlas. En el caso de los hámsteres, sus aberturas se encuentran en los ángulos de la boca, mientras que en Geomyoidea se encuentran en la parte exterior de las mejillas.
A pesar de la gran diversidad de morfología y de estilo de vida de los diferentes roedores, su estructura dental relativamente constante es su característica morfológica más importante. La morfología dentaria, sin embargo, es muy variada, reflejando los distintos hábitos alimentarios. Los primeros roedores estaban dotados de 22 dientes; 4 incisivos ,6 premolares (4 en el maxilar superior y 2 en el maxilar inferior) y 12 molares. Mientras que el número de incisivos ha permanecido siempre igual, la cantidad de dientes posteriores ha disminuido en numerosos grupos de roedores. Los roedores no han tenido nunca dientes caninos, de manera que entre los incisivos y premolares, tienen un gran espacio vacío (conocido como diastema).
Los dientes que caracterizan a los roedores son 4 incisivos de gran tamaño, que ya habían quedado reducidos a solo un par en cada maxilar en los roedores más primitivos conocidos. Estos incisivos no tienen raíces o, si tienen, son pequeñas y abiertas. También tienen una pulpa dental abierta hasta el alvéolo dentario. Los incisivos crecen continuamente durante toda la vida. Los roedores mantienen el tamaño constante royendo alimentos duros u otros objetos, y gracias al rozamiento de estos dientes con los otros. El ritmo de crecimiento de los incisivos va de entre 2 y 3 milímetros por semana en las especies no excavadoras y hasta 5 milímetros por semana en los geómidos que excavan con los dientes. En las especies que hibernan, el ritmo de crecimiento de los dientes se ralentiza durante la hibernación. El 30-60 % anterior de los incisivos está cubierto de esmalte, de manera que, a pesar del rápido desgaste de la sustancia más blanda que encuentra detrás, siempre permanece una zona afilada en forma de cincel. Los incisivos suelen estar torcidos; los del maxilar superior más que los del inferior.
Si el desgaste de los incisivos no es suficiente, estos continúan creciendo y pueden penetrar dentro de una parte del cráneo. Los incisivos inferiores crecen hacia arriba y hacia fuera de la cavidad bucal, y se convierten en completamente inutilizables. Los incisivos superiores, sin embargo, se tuercen el uno alrededor del otro y pueden crecer en espiral hacia fuera de la cavidad bucal; también es posible que salgan de la cavidad bucal, creciendo hacia abajo y formen una especie de gancho por debajo del maxilar inferior, impidiendo que el animal pueda abrir el hocico. Cuando esto pasa, el animal acaba muriendo, pero algunos roedores salvajes han conseguido sobrevivir bastante tiempo con este problema.
Los incisivos pueden ser utilizados para diversas funciones diferentes, pero se utilizan sobre todo para romper los alimentos con cáscaras duras.
Los Ichthyomyini sudamericanos, que tiene los incisivos especialmente afilados, los utilizan para cazar sus presas, y algunos grupos que viven bajo tierra como los geómidos o las ratas topo los utilizan para excavar. En estos grupos, los labios crecen por dentro, de manera que separan los incisivos de la cavidad bucal. Esto sirve para impedir que entren partículas exteriores durante la excavación. Los potentes y afilados incisivos de los roedores demuestran su utilidad, por ejemplo, en los castores, que pueden talar un árbol con un tronco de 12 centímetros de diámetro en media hora; o en muchas otras especies de las cuales se ha observado que pueden hasta abrir latas de conserva.
En cuanto a los premolares, la mayoría de las familias poseen uno en cada banda del maxilar, y solo algunas ardillas y ratas topo tienen dos. En cambio, los muroideos no presentan nunca premolares.
La inmensa mayoría de especies presentan tres molares en cada maxilar. Algunas especies de muroideos solo tienen dos, y el Pseudohydromys germani de Nueva Guinea solo tiene uno – en total, solo tiene ocho dientes, menos que cualquier otro roedor. En los roedores, el número total de dientes no supera nunca los veintidós, excepto la rata topo plateada (Heliophobius argenteocinereus) que gracias al crecimiento de dientes secundarios presenta veintiocho.
En muchas especies, el ritmo de crecimiento de los dientes posteriores es inferior al de los dientes incisivos. Aun así, en algunos grupos, como los castores de montaña, los geómidos, las ratas libre sudafricanas, las chinchillas o los cávidos, los dientes posteriores no tienen raíces y por lo tanto crecen a lo largo de toda la vida.
En la mayoría de los casos no hay ningún cambio de dientes en los incisivos (monofiodoncia), pero algunas especies de cávidos presentan dientes de leche, que sin embargo, son sustituidos antes de nacer por los dientes permanentes.
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